sábado, 7 de noviembre de 2015

Madre descorazonada.












             La noche clara de estío
me está envenenando la sangre
con su cálido aroma de ensueño
embrujan mi alma de madre.
   Estando la luna saliendo
te fuiste sin avisarme
en mi lecho yo reposaba
ajena a tu huída cobarde.
   Al abrir los ojos supe
que en tu cama no había nadie
que las sábanas aún calientes
no pudieron agarrarte.
   Mis lágrimas como cuchillos
despellejaban toda mi carne
sabían que otro amor te esperaba
con el suspirar anhelante.
  Ese amor que te raptaba
con sus labios llameantes
es la pasión de dos enamorados
que no puede parar ya nadie.
   En silencio se fue mi semilla
susurrando y rasgando el aire
ignorando el dolor que dejaba
en el corazón de una madre.

                                                               J.C. Llamas
                                                               Derechos de autor.




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